Publicado el 20 de julio de 2022 por Victoria

Sexo con una prostituta, ¿se considera infidelidad?

Están prácticamente en cada barrio de la ciudad, aunque muchos no las vean. Saben cómo camuflarse para no resultar tan llamativas, pero si prestamos atención no tardaremos en dar con ellas. Todavía siguen haciendo la calle, aunque la mayoría ya se ha pasado a anunciarse exclusivamente por Internet, una forma más segura y discreta, desde luego. Las prostitutas llevan siglos en Sevilla, como en cualquier otra ciudad importante no solo de este país, sino de cualquier parte del mundo. Han sobrevivido a guerras, hambrunas y periodos muy convulsos, mucho más de lo que estamos viviendo ahora. De hecho, el único momento que las puso en jaque fue el confinamiento durante la pandemia, ya que no podían ejercer sus servicios. Pero han conseguido salir adelante, porque sigue habiendo muchos hombres interesados en tener relaciones sexuales con chicas que se atrevan a darlo todo. Es algo que llevamos viendo desde hace siglos y que parece que no va a cambiar.

El sexo con una prostituta tiene poco que ver con el sexo con una chica cualquiera. No se trata solo de la experiencia y a pasión que las profesionales del placer ponen en cada servicio. También es la forma en la que el cliente se enfrenta a ese encuentro sexual, sabiendo que la chica será capaz de cumplir sus fantasías. Ha pagado por ello y se siente también con potestad para pedir cosas que normalmente no le pediría a sus parejas sexuales. Ellas, las profesionales, sí que están preparadas para ir mucho más allá. Por eso es habitual que los hombres, incluso cuando están casados o en pareja, acudan a estas escorts para poder probar cosas diferentes y excitantes que se salgan de lo común. La gran variedad de servicios que proponen estas profesionales también un reclamo importante, que solo se ve oscurecido por la tan cacareada fidelidad que cualquier persona le debe a su pareja. ¿Hasta dónde debe llegar esa fidelidad en una relación que ya está rota y que lleva tiempo moribunda? ¿Es justo dejar de disfrutar del placer solo por mantener esa imagen de relación cohesionada? Hoy vamos a analizar todo lo que supone acostarse con una prostituta en términos de infidelidad.

El ser humano y su búsqueda del placer

Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha sentido un deseo atávico que le ha hecho buscar el placer por encima de muchas otras necesidades. De hecho, está en nuestro ADN el buscar a una buena pareja con la que copular para tener la mejor descendencia posible. El placer sexual no tiene porqué vincularse directamente a la búsqueda de hijos, aunque eso es algo que no todos han entendido. En todas las épocas, sin embargo, siempre han existido mujeres dispuestas a entregarse con los hombres para disfrutar del placer a cambio de una contraprestación. Puede ser económica, de protección, con víveres… Estas mujeres, antiguamente, se ubicaban en los caminos, a la espera de los viajeros, o en los puertos, esperando a los marineros. Muchas culturas, como la romana, las consideraban necesarias para saciar los deseos ardientes de esos hombres.

Y es que todos tenemos necesidades sexuales, aunque muchos se encarguen de intentar reprimirlas. Cuando llevabas días, semanas incluso, sin ver a tu mujer, y una amante exuberante se plantaba ante ti ofreciéndote de todo, normalmente no te lo pensabas. Los marineros gastaban buena parte de sus sueldos en alquilar habitaciones para tener encuentros con esas mujeres, porque era una necesidad fisiológica. Incluso aquellos que tenían mujer y familia no podían evitar el buscar goce en los brazos de estas profesionales, si llevaban mucho tiempo sin verlas. Es algo innato al ser humano, por más que algunos sectores religiosos y moralistas hayan intentado taparlo. El placer sexual no puede quedarse solo como un deseo, debe cumplirse. Y cuando falta, todo se vuelve mucho más complicado.

La fidelidad como base de la monogamia

El ser humano es una especie monógama, pero no por naturaleza. Si bien es cierto que este sistema permite asegurar ciertas relaciones que son muy favorables para el avance de la sociedad, no siempre hemos sido así. De hecho, en los últimos años las parejas abiertas y las relaciones poliamorosas están viviendo un nuevo resurgimiento. En un mundo donde el placer sexual es mucho más abierto y ya no se ve como algo malo, la monogamia empieza a ser cuestionada. ¿Por qué debemos conformarnos a tener solo una pareja sexual o romántica, cuando esto puede llegar a ser un problema? La fidelidad es una de las bases de muchas parejas hoy en día, una línea roja que no se puede rebasar, a menos que queramos hacerlo saltar todo por los aires.

Normalmente, las parejas hablan de esto al comentar la relación, y tienen claro lo que pasaría si uno de los dos fuera infiel. Cuando hay una relación abierta, esto no tiene tanta importancia, pero en una pareja tradicional la fidelidad es sinónimo de confianza, y cuando eso se rompe… No se trata solo de que es complicado volver a confiar en la persona a la que queremos, sino también el simple hecho de que vamos a quedar expuestos ante los demás. Todos sabrán que nos han engañado, y aunque nos victimicen, también nos juzgarán. Será un gran escarnio público, y desde luego nadie quiere pasar por eso. De ahí que la fidelidad se marque como un pilar fundamental de la pareja, tanto dentro de la relación como de puertas para  fuera. Claro que si hay una infidelidad pero la otra persona no se entera…

Un aventura con una profesional del sexo

Según varios estudios recientes, más de la mitad de las personas en Estados Unidos ha sido infiel a alguna de sus parejas en un punto de la relación. Los datos se pueden extrapolar perfectamente a España o a cualquier otro país, más teniendo en cuenta que somos la nación europea donde más sexo se consume. Tratar de hacer un perfil del hombre que paga por sexo es complicado, porque cada vez hay más variedad de clientes. Lo que es cierto es que muchos de ellos están casados o tienen relaciones, así que técnicamente, estarían siendo infieles. Pero es aquí donde vamos a pararnos, porque, ¿la infidelidad conlleva solo un encuentro sexual, o debe ser algo más íntimo, más profundo y con  un vínculo más fuerte?

Para muchas parejas, el simple hecho de darse un solo beso con otra personas ya es motivo de infidelidad y ruptura. El deseo sexual por otros se tiene, eso es indudable, pero muchos piensan que para estar en una relación, eso debe reprimirse. Cualquier contacto íntimo se debe evitar, sea con desconocidos, sea con profesionales del placer. Sin embargo, también hay muchas parejas que llevan décadas juntas y han aprendido a “sobrevivir” a estas relaciones. La mujer ya no siente deseo por el hombre, y este busca el placer en estas prostitutas, de manera que pueda descargar lo que lleva dentro. No va a entablar una relación personal con ella, solo es pura necesidad, algo que hace a veces incluso con la connivencia de la mujer.

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